¿La sola idea de dar un discurso frente a una audiencia te produce nervios? ¿Sabías que hablar en público es uno de los miedos más comunes? No tiene por qué ser así.

En esta oportunidad, te compartimos algunas estrategias y consejos para liberarte del pánico y expresar tus ideas con eficacia y tranquilidad:

 

1. Concientizate de que el nerviosismo es normal

Todos sentimos algunas reacciones fisiológicas como latidos rápidos del corazón, y manos temblorosas cuando estamos expuestos a algo que nos genera ansiedad, pero eso no es malo, algunos nervios están bien. No asocies esos sentimientos con la sensación de que vas a hacer el ridículo, porque la adrenalina que te hace sudar es la también hace que estés más alerta y listo para dar tu mejor rendimiento.

Lo que debes hacer es aprender a controlar la ansiedad y las reacciones que te genera. La mejor manera de hacerlo es prepararse y practicar.

 

2. Conoce bien tu material

Improvisar no es una buena idea. Aunque seguir la corriente y ser espontáneo es recomendable, confiar en que tu presentación será buena sin una pizca de preparación es algo que ni siquiera los mejores oradores harían. Investiga y conoce profundamente el tema , qué dirás y cómo vas a decirlo. Saber de lo que vas a hablar es una de las mejores formas de aplacar los nervios.

 

3. Conoce a tu audiencia

Es tan importante comprender a tu audiencia tanto como entender el tema que expondrás frente a ellos. Esto quiere decir que necesitas saber el nivel de conocimiento que ellos tienen y adaptar tu presentación en consecuencia. Incluso si debes exponer el mismo tema frente a dos o más grupos diferentes, es recomendable que la adaptes para cada uno.

 

4. Practica, practica y practica otra vez

Una vez que tu presentación esté armada, revísala; luego, revísala de nuevo. Practica tu discurso frente a un espejo y luego practica frente a un familiar o amigo. Cada vez que repitas tu presentación te sentirás más cómodo y la idea de llevarla a cabo frente a una audiencia será menos intimidante.

 

5. Trabaja en tu respiración y relájate

Cuando te concentres en tu respiración, tu voz tendrá más resonancia y te relajarás. Respira con calma y concéntrate en mantener un ritmo. Aunque este es un ejercicio para hablar en público, el trabajo de respiración ayudará a reducir el estrés y mejorará la claridad en todas las áreas de tu vida.

Recuerda que los seres humanos solemos ser los peores críticos de nosotros mismos. Si te olvidas de una frase de tus apuntes o si te salteas una diapositiva sin querer, no es el fin del mundo. Es solo una presentación.

 

6. No esperes al último momento

Un tiempo prudente antes de tu exposición, revisa que el micrófono funcione correctamente, que el proyector, televisor o pantalla muestre bien la presentación y que las demás herramientas o complementos que vayas a usar estén listas. ¡Todo esto debe estar preparado de antemano! En caso de que algo falle, sonríe y trata de mantener la compostura mientras tú mismo u otros se encargan del problema. Lo más importante es que reacciones con calma y no dejes que los nervios te dominen.

 

7. Emplea los recursos visuales como apoyo

Contar con una buena presentación de PowerPoint e incluso proporcionar material a la audiencia te quitará un poco de presión, ya que los ojos del público no estarán siempre posados en ti y tendrás algo en qué basarte si te quedas en blanco.

Recuerda, sin embargo, que las diapositivas no deben tener mucho texto, ya que en ese caso nadie escuchará lo que dices. Si toda la presentación te la pasas leyendo directamente de un papel o de las diapositivas, mostrarás falta de confianza y conocimiento en lo que dices. Es recomendable que solo uses los recursos visuales como un apoyo extra.

 

8. Llama la atención al iniciar y cierra con un final dinámico

¿Te gusta escuchar un discurso que comienza con “Hoy te voy a hablar de X”? La mayoría de la gente no lo hace. En su lugar, utiliza una estadística sorprendente, una anécdota interesante o una cita concisa. Concluye tu discurso con un resumen y una declaración contundente que tu audiencia seguramente recordará.

Además, se tú mismo, no te conviertas en una cabeza parlante, en ningún tipo de comunicación. Establecerán una mayor credibilidad si tu personalidad brilla y tu audiencia confiará en lo que tienes que decir si pueden verte como una persona real.

 

9. Háblale a una persona a la vez

Uno de los aspectos de dar discursos que más terror pueden generar es el público. Quizás la sola idea de pararte frente a muchas personas expectantes, esperando escuchar tus palabras, pueda hacerte sentir escalofríos. La mejor manera de superar este miedo es hablarle a una persona a la vez.

Elige tres personas del público y alterna tu mirada entre ellos, como si estuvieran teniendo una conversación en un café, y míralos a los ojos. Lo más importante: no te quedes mirando al piso, al techo ni a tus apuntes, esto demostrará que no estás lo suficientemente preparado ni tienes confianza en lo que dices.

 

10. Habla claro y haz pausas

Hablar a una velocidad excesivamente rápida es uno de los delatores más indiscretos del nerviosismo. Por más que tu discurso sea brillante, si nadie puede entenderte este tiene el mismo valor que si dictaras tu lista de compras. Intenta hablar de forma pausada y clara, incluso un poco más lenta de lo normal.

 

11. Sé breve

Lamentablemente, existen muchos oradores que alargan su presentación hasta lo impensable con discursos de nunca acabar, sin importarles aburrir mortalmente a la audiencia ni respetar su tiempo. No seas uno de ellos. Ten claro qué es lo que se espera de tu presentación y respétalo, ni más ni menos.

 

12. Incorpora tu opinión personal

Cualquiera puede copiar y pegar un tema y repetirlo mecánicamente frente a una audiencia. Lo que hará la diferencia en tu presentación es lo que tú le puedas aportar desde tu experiencia y conocimientos personales. Al momento de dar tu discurso, intenta incluir, ocasionalmente, algunos pensamientos y opiniones propias. Aunque estas deben ser previamente planificadas y preparadas, trata de que luzcan espontáneas. Brindar un poco de ti a la presentación hará que se sienta más interesante a los ojos del público.

 

13. Cuida tu apariencia

Por más que lo más importante es lo que digas y cómo lo digas, tu apariencia personal no deja de ser un elemento a tener en cuenta a la hora de dar una presentación eficaz. Cuanto más prolijo y profesional sea tu aspecto, más confianza sentirás frente a la audiencia. Asegúrate de lucir lo mejor que puedas.

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