Al consultar cualquier texto especializado o la opinión de las mentes científicas más brillantes, su respuesta es inequívoca: esta ciencia sirve para entender el mundo.

A continuación exponemos algunas situaciones cotidianas tras las cuales se esconden las temidas matemáticas:

 

Para ir al trabajo, salir con la familia u organizar una escapada de fin de semana hacemos estimaciones de tiempo y espacio. Miramos horarios de transporte y calculamos trayectos y distancias en los mapas. Bueno, los GPS han relegado a los mapas, pero también se sirven de las matemáticas. Igual que los hombres del tiempo para darnos las previsiones meteorológicas que seguimos con atención cuando tenemos planes al aire libre.

 

Al distribuir el sueldo para cubrir los gastos del mes y ver si nos llega para darnos ese capricho que nos hace tanta ilusión.

Cuando preparamos aquella receta de cocina tan exótica para los amigos y tenemos que pesar todos los ingredientes y calcular proporciones porque somos diez y no dos ni cuatro, que son las medidas estándar.

 

Si te gusta viajar y te mueves por países con una moneda distinta a la tuya, te toca calcular los cambios y equivalencias entre divisas, las comisiones de los cajeros automáticos y bancos, etc.

 

¿Eres un freak de los videojuegos o un cinéfilo empedernido? Dale las gracias a las matemáticas, porque sin ellas tendrías que olvidarte de las películas y los videojuegos en 3D.

 

En el terreno de las nuevas tecnologías, nuestros móviles de última generación, Internet y las búsquedas con el todopoderoso Google son posibles gracias a lenguajes de programación y algoritmos. Si además tienes un blog personal o una página web, más te vale tener nociones matemáticas si quieres optimizarlo más allá y comprender las métricas de tu sitio.

 

Para terminar, es más que conocido que la música tiene una conexión con las matemáticas, incluso existe un sistema de composición musical basado en la geometría, pero ¿sabías que la mayoría de los deportes contienen también muchos elementos matemáticos?

 

En sus reglas, estrategias, movimientos, resultados y clasificaciones. El fútbol, sin ir más lejos, utiliza estadísticas para dividir el terreno de juego. Y aunque no seas de los que les gusta sudar, quizás sí que sigues los distintos campeonatos y haces tus quinielas de vez en cuando. La estadística es fundamental para intentar acertar en cualquier juego de azar, igual que para saber si te admitirán en la universidad o en ese curso que hace tiempo que quieres hacer.

 

Ya ves, las matemáticas lo son todo en nuestra vida y aún podríamos buscar muchos más ejemplos. ¿Se te ocurre alguno? ¡compártelo en comentarios!

Nos leemos en la próxima

Estudiar y trabajar al mismo tiempo es, en gran medida, un problema de administración del tiempo y ahí es donde la mayoría de las personas falla. En pocas palabras, se resume a lo siguiente: hay un millón de «cosas» por hacer. Entre otras, trabajar, estudiar, comer, dormir, tener vida social y romántica, entrenar, utilizar redes sociales, leer, viajar, y la lista puede continuar eternamente.

 

Cómo verás, muy pocas actividades son vitales, algunas son necesarias y otras, prescindibles. Trabajar, estudiar y dormir se llevarán buena parte de tu jornada, así que procura administrar bien qué haces con el resto del tiempo. Intenta que sean actividades realmente valiosas para ti; tal vez deberás elegir entre hacer un maratón de cuatro horas de tu serie favorita o ver a tus amigos. Lo mejor es que armes una agenda semanal y decidas de antemano cuánto tiempo dedicarás a cada una de las actividades que quieres realizar.

 

1.- Se realista

Para estudiar y trabajar a la vez debes, ante todo, ser realista. Sufrirás mucho si no lo haces y pensarás que no estás dando todo de ti, aunque lo hagas. No pretendas ser el empleado perfecto, el primero de tu clase y recibirte en tiempo récord. Ten en cuenta que los planes de estudio tienen plazos «ideales», que están muy alejados de la realidad.

Por eso, si trabajas, es inevitable que demores un poco más en concluir tus estudios y no puedas preparar todos los exámenes tan bien como quisieras. En ese sentido, tienes que replantearte tus objetivos, reestablecer qué es el éxito para ti y proponer plazos acordes. Los recursos son limitados, esa es la base de la que partes.

 

2.- Elige sabiamente

Por otra parte, debes elegir con sabiduría qué estudiar y dónde trabajar. Si necesitas cruzar toda la ciudad para asistir a clases, perderás valiosas horas en llegar hasta allí. No es imposible hacerlo, pero cuando organices tu agenda deberás considerar ese tiempo que inviertes en desplazarte. Una opción interesante es tomar un trabajo freelance o realizar un curso a distancia, que te permitirán hacerlo desde tu casa o cualquier lugar en donde te encuentres.

 

3.- Aprende a estudiar

Es curioso que en las universidades e institutos enseñen contenidos, pero no cómo incorporarlos de la manera más eficiente. Se trata de un aprendizaje que correrá por tu cuenta si quieres trabajar y estudiar a la vez. Existen decenas de estudios científicos que ofrecen pistas sobre cómo aprender más, en menos tiempo. No pretendemos abundar en el tema, pero algunos consejos son:

 

Da clases: Según un estudio científico, si te pones en el papel de docente y das clases sobre los temas que estudias, eso mejorará el aprendizaje, tendrás una idea más general de los contenidos y de cómo se relacionan entre sí.

 

Deja las pantallas: No se puede negar que los dispositivos digitales son más prácticos que el viejo libro impreso. Sin embargo, Kate Garland, profesora de psicología en la Universidad de Leicester, descubrió que estudiar a través de pantallas provoca que los estudiantes demoren más tiempo en aprender. Si bien eventualmente alcanzan a los que leen en papel, deben invertir más tiempo en ello.

 

Diversifica: Por su parte, Robert Bjork, director del Laboratorio de Aprendizaje y Olvido de la Universidad de California, afirma que es mejor estudiar distintos aspectos de un mismo tema, antes que enfocarse en uno solo.

 

Abandona el multitasking: Por último, las investigaciones afirman que el multitasking es un mito. El cerebro es incapaz de realizar varias tareas a la vez. En cambio, lo que realmente hace es saltar de una tarea a otra y cada vez, hay un proceso que se detiene y otro que comienza. Eso es poco eficiente.

 

Si navegas la web encontrarás muchas más investigaciones y artículos sobre cómo estudiar mejor. Te recomendamos que lo hagas y veas cuáles se adaptan a ti. A ningún profesor le interesa cuántas horas has estudiado para un examen, sino que puedas resolverlo satisfactoriamente.

 

4.- Limita el uso del móvil y redes sociales

Tal vez no lo creas, pero es probable que dediques más tiempo a mirar tu teléfono móvil de lo que sospechas. Las estadísticas señalan que por ejemplo, pasamos 5 horas y 18 minutos de cada día conectados a Internet. De ese tiempo, 1 hora y 39 minutos lo pasamos en las redes sociales. Son más de 11 horas por semana dedicadas a revisar Instagram, Facebook y otras plataformas.

 

TIP: Existen decenas de apps que te permiten controlar el uso que haces del móvil y las redes sociales. Por ejemplo, Checky, que cuenta cuántas veces has revisado tu móvil en las últimas 24 horas; o Freedom, que bloquea sitios web y aplicaciones para que puedas mantener la atención en lo verdaderamente importante.

 

5.- Cuida de tu salud

Por último, no debes descuidar tu salud. Mantenerte saludable es importante y no solo porque los médicos lo indican. Considera que si te enfermas, deberás faltar a clases y luego ponerte al día será un verdadero fastidio. Por eso, no te olvides de dormir entre 7 y 8 horas por día, practicar algún deporte para liberar endorfinas, cuidar tu alimentación y prestar atención a tu salud menta

 

Ahora que has terminado de leer esta guía con 5 tips sobre cómo trabajar y estudiar a la vez, ya puedes decir que has dado el primer paso en el camino de poner tu vida en orden y alcanzar tus objetivos. Nos leemos en la próxima.

Esta semana les compartimos 6 trucos muy sencillos para aprender a estudiar mejor

 

Esquemas

Todos nos acordábamos de los eternos esquemas que empleábamos para que una lección se nos metiera en la cabeza de una forma sencilla y práctica. Es la manera, con flechas, bullets, destacados y resúmenes que permiten enterarnos  más de cada cuestión.

 

Hacer preguntas y respuestas

Otro truco es hacer preguntas con sus respuestas o soluciones sobre un tema en cuestión. Con ello cada tema se nos queda mucho más en nuestra memoria.

 

En forma de canción o sintonía

También nos acordamos de cómo de pequeños aprendíamos las multiplicaciones o las tablas de química en forma de canción. Porque si se nos quedan pegadas muchas letras de canciones y melodías, también podemos conseguirlo con otros aprendizajes.

 

Con 30 hora al día es suficiente

Si especialmente trabajas y estás estudiando, entonces puedes dedicar una media hora al día. Verás que es suficiente para repasar y estudiar de nuevo conceptos que seguramente no te suenan extraños.

 

Crea un buen  ambiente

Necesitamos un lugar para estudiar que esté fuera de distracciones. Para esto lo mejor es una mesa con su buena luz con la que puedas leer y escribir estupendamente. Debes concentrarte para que estos minutos sean realmente fructíferos.

 

Resúmenes

Además de los esquemas, otras de las cosas que va muy bien es hacer resúmenes de la lección que estás aprendiendo, verás como se te queda mucho más y aprenderás más rápido.

 

Consejos

  • Busca un lugar donde nadie te estorbe cuando estás estudiando
  • Mira las diversas técnicas que existen para aprender mejor
  • Bájate vídeos y otros recursos con el fin de que sea mucho más dinámico
  • No dejes para última hora o cuando estés muy cansado el estudio porque perderás el tiempo
  • Haz esquemas, resúmenes, usa rotuladores y otros para resaltar lo que es realmente importante.
  • El estudio ha cambiado ahora bastante y hay diversidad de recursos online que permiten no aburrirnos más allá de aprender a través de la lectura.

Esperamos que estos trucos les puedan servir y aplicar a la hora de estudiar, nos leemos en la próxima. 

Asistir a algunas clases de idiomas no es suficiente para dominar un idioma. Estudiar (y dominar) un idioma extranjero requiere esfuerzo, persistencia y paciencia. Pero, si concentras tus energías de forma inteligente y haces algunos cambios en tus hábitos, puedes aprovechar el tiempo de clase para perfeccionar el idioma mucho más rápido.

 

Estos son nuestros consejos, cuya eficacia está demostrada, para optimizar tu aprendizaje en el salón de clases:

 

 

1.- USA TUS LISTAS DE VOCABULARIO CON CREATIVIDAD

Mientras estás pensativo en la clase, puede que pienses que nunca te olvidarás de las palabras nuevas que oyes. Por desgracia, suelen ser tantas que es imposible retenerlas confiando solamente en la memoria. Escríbelas. El acto de escribir algo consolida el aprendizaje en nuestra mente y hacer listas de palabras es una estupenda manera de practicar. Pero, ¿sabes qué es todavía mejor? ¡Usar esas listas!

 

Para hacer que tu lista de vocabulario sea útil, intenta crear el hábito de clasificar las palabras nuevas y vincularlas a sus significados; una práctica que da a tu cerebro una razón para procesar cada una de ellas. Para empezar, puedes usar alguna de estas técnicas para crear listas ¡o combinarlas todas!

Divide la página en tres columnas; para la palabra, su categoría (si se trata de un sustantivo, verbo, preposición, etc.), y su definición. Según escuches palabras nuevas, escríbelas en la lista. Por ejemplo:

«surgeon», «sustantivo», «un médico que realiza operaciones».

 

Cubre las columnas cuando lo revises para comprobar tus conocimientos. Codifica por colores las palabras nuevas según su uso, por ejemplo: categoría, tema (viajes, trabajo, comida) o uso lingüístico (jerga, discurso formal/informal). El uso de colores te permitirá encontrar las palabras relacionadas con rapidez y te ayudará a autoevaluarte.

 

Memorízalas mejor incluyendo un ejemplo de la palabra en contexto. ¿El profesor la usó en una frase o hizo un dibujo en el pizarrón para que la memorizarás? Si es así, cópialo. El uso de la palabra en contexto evitará que desaparezca de tu mente cuando salgas de clase.

 

 

2.- EVITA A LOS AMIGOS QUE HABLAN TU IDIOMA

Aunque te hayas apuntado a clases con un amigo, si quieres aprender tendrás que resistir la tentación de ponerte con ellos en clase. ¿Por qué? Cuando trabajas con una persona que habla tu lengua materna, no te pones a prueba y en una situación difícil tendrás la tentación de usar tu propio idioma. Por otro lado, ser valiente y conectar con alguien nuevo y diferente –con quien no puedes conversar– te obliga a trabajar más duro para entender y ser entendido en tu nuevo idioma. Y, en realidad, ¿no es para eso para lo que estás en clase?

 

 

3.- HABLA, HABLA Y HABLA

Ahora bien, no estamos diciendo que tengas que ser ese estudiante, el que interrumpe, habla sin parar, y toma el control de la lección. Eso es no ser generoso con el tiempo de tus compañeros. Sin embargo, si te niegas a interactuar, no vas a hacer ningún favor a tu aprendizaje. Recuerda que el profesor está ahí para ayudarte: si tienes preguntas, dudas o consultas, ¡habla! Articular el problema en voz alta (sobre todo en una lengua extranjera) es una excelente práctica oral en sí misma y a menudo te ayuda a ver la solución antes de que te la den.

 

Cuando aprendemos un nuevo idioma, no mejoramos consumiéndonos en nuestras dudas, sino resolviéndolas. Y, ¿quién sabe? Tal vez alguien más de la clase tenga la misma pregunta y se beneficie también de la respuesta del profesor.

 

 

4.- SE CONSTANTE

Ya se sabe lo que pasa. Te apuntas a clases de chino mandarín, turco, alemán o francés con el entusiasmo de un niño el primer día de las vacaciones de verano. Las dos primeras clases son geniales, pero después pasan «cosas». El trabajo se hace duro. Los amigos vienen de visita. No oyes la alarma y te quedas dormido. Y, al final, tu reluciente nuevo objetivo de aprender un nuevo idioma se llena de polvo.

 

Muchos estudiantes empiezan deseosos de aprender y, después de un par de clases, desaparecen de la faz de la tierra. El asunto es que, aunque uno piensa que no va a ser de esos, la mayoría de los estudiantes no llegan al final de los estudios. ¡No dejes que esto te suceda! ¿Cómo te puedes motivar para asistir a clase de forma constante? Intenta esto:

Recuérdate por qué has elegido estudiar. Pega citas inspiradoras en tu computadora o en un espejo, habla de tus objetivos con tus familiares y amigos, o imagínate a ti mismo –y lo feliz que estarás– una vez que hayas conseguido tu objetivo.

 

Sumérgete en la cultura del idioma que hayas escogido. Come su comida, ve películas, lee sobre el país o los países donde se habla, y busca artículos de noticias relativos a asuntos de actualidad de esos países.

 

Nos leemos en la próxima

 

Los exámenes (ya sean en modalidad presencial o en línea) son fuente de estrés y frustración para muchos estudiantes, si les pasa asi es completamente normal, por esto esa semana les traemos una serie de consejos para ayudarlos a sobrellevar esas semanas de la mejor manera posible.

 

1.- Actitudes saludables

El primer consejo para sobrellevar mejor la época de exámenes tiene que ver con algo cotidiano que parece olvidarse con el estrés. Hay que dormir lo suficiente (8 horas diarias). No olvidemos que durante las horas de sueño los conocimientos se van asentando, además si no estamos descansados nos será mucho más difícil concentrarnos.

También hay que comer de manera equilibrada y realizar ejercicio. Una buena alimentación mejora el rendimiento.

 

2.- No a la distracciones

Los móviles y las redes sociales son las principales fuentes de distracción hoy en día para los jóvenes. En época de exámenes hay que intentar centrarnos en el estudio y dejar a un lado este tipo de distracciones. Para esto es muy útil la técnica ABC, es decir, A para Awareness que trata de identificar y tener conciencia sobre la distracción (cualquiera que esta fuera), B para Breathing o control de la respiración para poder tomar un momento y reflexionar sobre lo que estamos haciendo y C para Choosing Mindfully, la capacidad de elegir qué hacer con esa distracción.

 

3.- Descansos regulares

Cuando estamos saturados la concentración se pierde y sentimos como si no avanzáramos. En lugar de seguir forzando para memorizar conceptos, lo mejor es tomarnos pequeños descansos a lo largo del día. Pueden ser descansos programados, por ejemplo, cada “x” número de temas que estudies o a determinadas horas del día. Puedes aprovecharlos para hacer un poco de deporte y desconectarte, darte un baño relajante… También pueden ser descansos de 10 minutos en los que simplemente te sientes a pensar en otras cosas.

 

4.- Un lugar adecuado

Hay entornos que nos rodean de distracciones y empeoran el rendimiento, por ejemplo estudiar en la sala con el sofá, el celular… Lo mejor es un lugar tranquilo, luminoso y silencioso y con el material necesario (libreta, computadora, plumas, notas…) para no tener que levantarse todo el rato.

 

5.- Emplear los apuntes propios

Puede parecer algo irrelevante, todos hemos estudiado de apuntes de compañeros alguna vez. Sin embargo, cada uno tiene sus técnicas de memorización y esto se ve reflejado en la manera de redactar los apuntes, por ejemplo, hay personas que lo esquematizan todo y sus apuntes consisten en listas enumeradas; otras, en cambio, prefieren estudiar de textos separados solo por párrafos y sus apuntes son como un libro de texto. Ninguna forma es incorrecta, pero puede no ser la tuya. Además, mientras se realizan los apuntes se van memorizando pequeñas dosis de información y surgen dudas que se resuelven con anotaciones personales.

 

6.- Planificar el estudio

Una vez tenemos el calendario de exámenes podemos realizar un plan de estudio personalizado donde anotaremos qué vamos a hacer día a día. Es importante ser realistas a la hora de hacerlos para que sean objetivos factibles y no frustarnos al ver que no llegamos a lo qué nos habíamos propuesto. Recuerda la importancia de los descansos y no olvides que los días tienen solo 24 horas.

A la hora de planificarse también hay que tener en cuenta cuáles son nuestros puntos fuertes y débiles para saber a qué necesitaremos dedicarle más tiempo.

 

Esperamos les hayan servido estos 6 consejos para sobrellevar mejor la época de exámenes, nos leemos en la próxima.

Continuamente nos encontramos ante la necesidad de recordar y el no poder hacerlo de forma efectiva es algo que a muchos nos preocupa, ya que puede afectar nuestra vida académica, laboral y personal.

Muchos recurrimos a técnicas personales para procurar hacerlo, sin embargo, cabe la interrogante sobre ¿cómo podemos memorizar más rápido? Y es que memorizar es una de las habilidades más importantes para nosotros y forma parte de nuestras habilidades cognitivas.

Cada persona es única y por consiguiente su proceso de memorizar también lo es. En otro orden de ideas, la memoria de cada persona es un proceso único y personal. Constantemente recurrimos a diversos elementos que nos ayudan a grabar en nuestro cerebro cosas que debemos recordar.

Sin embargo, a lo largo de la historia de la humanidad, este arte puede ser tan congénito como el simple hecho de hablar o caminar. Y para unos puede resultar difícil, mientras que para otros puede ser innato.

Aquí te presentamos 5 técnicas que te ayudarán en esto.

 

1.- Repite la información en voz alta

Si estas leyendo, repítelo en voz alta, esto hará que tu cerebro exteriorice tus pensamientos dándole forma a las palabras. De este modo resultará mucho más sencillo recordar.

Los conocimientos se grabarán mejor en tu cerebro al recibir la información por dos vías, la visual y la auditiva.

 

2.- Aplica la técnica del Chunking

Esta técnica consiste en memorizar en pequeños grupos o unidades de informaciones complejas. Pues, dividiendo en pequeñas partes o por categorías lo que se debe memorizar, resulta más fácil recordarlo.

 

3.- La técnica del encadenamiento

Esta es aplicable cuando tienes que memorizar una serie de elementos diferentes que no tienen relación entre sí.

La utilizas al formar una frase o concepto donde crees una oración compuesta de los aspectos que debes recordar. De modo tal, que al memorizar la idea puedas retener cada uno de los conceptos.

 

4.- Asocia lo nuevo con lo viejo

Relacionar la idea nueva con algo que hayas aprendido antes o hacer analogías te ayuda a recordar un concepto reciente que desees retener.

Si acabas de aprender algo y lo asocias con aquello que ya sabias, en el momento que olvides la información nueva podrás evocarla con facilidad, gracias a la asociación que previa que hiciste.

 

5.- Usa nemotécnica

Esta técnica consiste en realizar acrónimos o usar una palabra elegante para denominar algo. Es decir, formar una palabra con las iniciales o primeras silabas del material a memorizar.

Ya que es muy útil recordar palabras por medio de la sustitución de un término que resulte más cómodo.

 

Finalmente enseña y aplica, es aconsejable que si estás estudiando un tema bastante complejo y que debes dominar a la perfección pongas en práctica lo que has aprendido, de esta manera podrás consolidar los nuevos conceptos y teorías.

Recuerda que la mejor forma de aprender es enseñándolo, y este es el método más antiguo que hay. Pues, el 90% lo aprendemos cuando utilizamos esos conocimientos inmediatamente o le enseñamos a otros. Nos leemos en la próxima.

 

Fuente: Emprende joven

¿No entiendes lo que lees? Evita ese problema, te damos algunos consejos para mejorar tu comprensión de lectura.

 

Leer es un hábito que debemos adquirir todos, ya que trae muchos beneficios. Además al ingresar a la universidad nos veremos obligados a leer gran cantidad de información, la cual nos ayudará a entender algunos temas de las asignaturas. Debes estar preparado para ese momento.

 

Es necesario tener velocidad en la lectura, pero también es indispensable que la comprendas. Te damos algunos consejos para mejorar tu comprensión de lectura.

 

Lee

Leer constantemente es importantísimo. Debes practicar para que poco a poco mejores la comprensión. Te recomendamos que leas temas que te interesen, así no te aburres y terminar el libro.

 

Lenguaje

Comienza a leer textos sencillos con un vocabulario coloquial, luego lee texto más especializado. Alterna la complejidad del lenguaje. De esta manera aumentarás tu vocabulario y te acostumbrarás a diferentes textos.

 

Notas

Algunos libros son muy complejos, ya sea por la cantidad de personajes o datos importantes que necesitas recordar para continuar leyendo. Es recomendable que hagas algunas anotaciones, así podrás repasar los hechos que ya leíste.

 

Lee despacio

Para mejorar tu comprensión lectora, debes leer despacio cada línea. Así te sentirás obligado a entender oración por oración.

 

Pausas

Haz una pausa cada párrafo, para continuar tu lectura. Analiza lo leído para asegurarte que lo entendiste.

 

Tranquilidad

Es necesario que leas en un lugar tranquilo para que puedas concentrarte. Toda tu atención debe estar en la lectura. Lee en silencio y sentado, disfruta lo que lees así es más fácil comprenderla.

 

Preguntas

Cuando termines de leer, debes realizarte preguntas sobre el entorno del texto. La idea es que recuerdes lo sucedido. Así podrás darte cuenta si la comprendiste.

 

Diccionario

Es importante tener un diccionario cada vez que leamos. Algunas veces no conoceremos el significado de algunas palabras, por esa razón no podremos interpretar la lectura de manera correcta. El diccionario te ayudará a saber el significado y además aprenderás nuevas palabras.

 

Poco a poco y con la práctica comprenderás todos los textos a la perfección. Luego de lograr comprenderlos, debes mejorar la velocidad de tu lectura. De esta manera podrás leer cualquier libro sin ningún problema. ¡Disfruta el hábito de la lectura!

Administración, medicina, derecho, contabilidad… Tantas carreras profesionales, pero ¿no sabes cuál elegir? Para tomar la decisión correcta, es necesario que tengas claro cuál es tu vocación, tus intereses, tus habilidades y cuáles son tus perspectivas de desarrollo laboral que esperas.

 

La elección de tu carrera es una decisión muy importante que tienes que meditar, por ello necesitas de tiempo y dedicación.

Comencemos por definir el concepto habilidad: una aptitud natural que desarrolla el ser humano para desempeñar alguna actividad de una manera eficiente.

 

Por otro lado, la vocación es la inclinación de cada uno hacia alguna profesión u oficio de acuerdo a nuestras habilidades o destrezas. La vocación no es algo natural, es algo que vamos adquiriendo con la experiencia y se basa en nuestros gustos, intereses, aptitudes y cómo los desarrollemos. Es un proceso de aprendizaje que tenemos a lo largo de nuestra vida.

 

Las habilidades vocacionales se dividen en diferentes tipos de acuerdo a la profesión u oficio a la que nos dediquemos, las más representativas son:

 

Habilidades técnicas.  Aquellas que por lo general su enseñanza es simple, no se basan en conceptos o teorías académicas, sino más bien se aprenden y perfeccionan en el puesto de trabajo. Por ejemplo, la persona que cambia los neumáticos de un automóvil no estudió una carrera profesional pero perfecciona esa actividad con la práctica.

 

Tenemos también las habilidades sociales, que se basan en las relaciones interpersonales, tratar con clientes y la interacción con el público. Las personas con este dominio de habilidad les es fácil resolver problemas, dirigir un grupo en equipo, motivar a sus compañeros de trabajo y ser un ejemplo para el resto. Muchas habilidades sociales no se aprenden en un entorno profesional y se desarrollan a través de relaciones mucho antes de la educación formal.

 

Dentro de la orientación educativa los alumnos reciben ayuda a través de los profesores para lograr un mejor conocimiento de sí mismos en cuanto a habilidades y aptitudes con información sobre las alternativas que se presentan durante sus estudios.

 

La orientación educativa también le da una perspectiva más personal al profesor, en cuestiones vinculadas a la salud laboral y la carrera profesional, lo cual les ayudará a la hora de tratar esos aspectos que tienen una incidencia directa en los alumnos.

 

Existen diferentes herramientas como los test vocacionales, los cuales se encargan de evaluar tus intereses y habilidades vocacionales en todas aquellas actividades y campos de la vida laboral tales como: artístico, biológico, humanista, mecánico, comercial, letrado, ecológico, social, geográfico, matemático, etc. También te ayudan a evaluar tu perfil personal, es decir en base a esos resultados, los campos en los que mejor te desempeñarías.

 

Si aún  decides qué es lo que quieres estudiar, tener en mente estos consejos y esta información te ayudará a despejar y tener más claro el panorama de esta decisión que sin duda alguna forjará tú futuro y vida profesional.

 

Recuerda que la elección de tu carrera no es una decisión que se toma a la ligera,  es un proceso que reflejará tus expectativas vocacionales y laborales para llegar al éxito; es una decisión para toda la vida.

 

Fuente: www.utel.edu.mx

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